miércoles, 27 de julio de 2011

Doble celebración

Un 27 de julio de 1950 como hoy, se firma el armisticio de Panmunjom, donde los EEUU reconocen su derrota y la incapacidad de vencer al aguerrido pueblo coreano en la guerra de invasión que planificaron.

Ya es sumamente conocido por el mundo que fueron los EEUU y sus títeres de Corea del Sur los que buscaron el conflicto armado y que pensaron que en solo 48 horas tomarían  la península y la harían suya cumpliendo así su sueño de centurias de apoderarse de la península por su gran importancia estratégica, recordemos que los EEUU se jactaban de ser los vencedores de la II guerra mundial.

Pero ni sus generales, ni su inmenso poderío militar, pudieron con la voluntad inquebrantable y la firmeza del pueblo coreano, quien unido monolíticamente a su líder vencedor de la guerra contra  imperio japonés derrotó a un nuevo imperio y junto con él a sus 16 países títeres.

Es por ello que esta fecha no solo es de conmemoración y celebración por el pueblo coreano sino también por todos los pueblos progresistas del mundo que recuerdan el valor y pundonor del pueblo coreano quien venciera al imperialismo más salvaje e inhumano  que ha conocido la historia de la humanidad.
Es en ese sentido que nos dirigimos a ustedes estimados amigos en esta víspera de fiestas patrias para conmemorar tan importante fecha para la humanidad entera y también desearles en estas Fiestas Patrias, que renovemos nuestro compromiso con nuestro país y con la amistad y solidaridad con los pueblos del mundo y que este quinquenio que se aproxima sea mucho mejor que los anteriores y que nuestro pueblo tenga más libertad y justicia.

Lima 27 de julio de 2011
Atte.


Yuri Castro Romero
Sec. Gral. Instituto Cultural y de Amistad Peruano Coreano

lunes, 25 de julio de 2011

99,97 por ciento de electores participan en elecciones

 
Pyongyang, 24 de julio (ATCC) - Tuvieron lugar con exito el dia 24 las elecciones de los diputados a las Asambleas Populares de las provincias (las ciudades directamente subordinadas al centro), las ciudades (los municipios) y los distritos de la Republica Popular Democratica de Corea.
Segun los datos recogidos por el Comite Central de Direccion Electoral, hasta a las 18:00, 99,97 por ciento de electores excepto los que estan en el extranjero o trabajan en alta mar, estuvieron presentes en la votacion.
Los electores incapaces de acudir al lugar para la votacion por motivo de vejez, enfermedad, etc. votaron en las urnas moviles.
Todos los votantes participaron como un solo hombre en las elecciones con el entusiasmo revolucionario de mostrar el invencible espiritu de Corea del Juche que avanza hacia la gran potencia prospera socialista y fortalecer con mas firmeza el poder popular en pleno acato a la guia del Songun del Dirigente Kim Jong Il a traves de las presentes elecciones

Corea en jolgorio por elecciones de diputados

 
Pyongyang, 24 de julio (ATCC) -- Tendran lugar hoy las elecciones de diputados a las Asambleas Populares de las provincias (las ciudades directamente subordinadas al centro), las ciudades (los municipios) y los distritos.
Los lugares de votacion fueron decorados en colores de fiesta en compania de las canciones mientras en las calles aledanas flameaban las banderas nacionales y las rojas y saltaban a la vista las consignas y pancartas llamando a consolidar el poder revolucionario.
Esperaban el comienzo de votacion los electores en vestidos elegantes que buscaban sus nombres en el padron electoral exhibido en las tablas colocadas al pie de las urnas.
Por otra parte, se escuchaban las vibraciones de tambor y gong que tocaban bailando muchos electores.
El ambiente electoral llego a su climax cuando los artistas de entidades artisticas de distintos niveles comenzaron a ofrecer sus funciones.
En el rostro de cada elector se denotaba la determinacion de votar a favor para demostrar otra vez el poderio de la unidad monolitica entre todos los militares y civiles en torno al Partido del Trabajo de Corea y la superioridad del socialismo al estilo coreano y para dinamizar las labores orientadas a glorificar la historia centenaria de la Corea de Kim Il Sung.
La votacion comienza a las 9 por la manana.

Kim Jong Il participa en las elecciones de diputados

Kim Jong Il participa en las elecciones de diputados
Pyongyang, 24 de julio (ATCC) -- El Dirigente Kim Jong Il, Secretario General del Partido del Trabajo de Corea y Presidente del Comite de Defensa Nacional de la Republica Popular Democratica de Corea, visito el dia 24 el lugar del subdistrito no. 150 del distrito electoral no. 264 para las elecciones de diputados a la Asamblea Popular de la ciudad de Pyongyang, para participar en las elecciones de diputados a las Asambleas Populares de las provincias, las ciudades y los distritos de la RPDC.
Le acompanaron Kim Jong Un, vicepresidente de la Comision Militar Central del PTC y Kim Kyong Ok, miembro de la CMC del PTC y primer subjefe de departamento del CC del PTC.
Acogieron en el mismo terreno al Dirigente Yang Hyong Sop, miembro del Buro Politico del CC del PTC, vicepresidente del Presidium de la Asamblea Popular Suprema y presidente del Comite Central de Direccion Electoral y Mun Kyong Dok, miembro suplente del BP y secretario del CC del PTC y secretario responsable del Comite del PTC en la Ciudad de Pyongyang.
El Dirigente recibio las cedulas electorales de parte del presidente del comite electoral del citado subdistrito y voto a los candidatos de diputados a las Asambleas Populares de la ciudad de Pyongyang y del municipio de Ryongsong: Pak Hyong Ryol, gerente de la Fabrica de Elaboracion de Cereales de Pyongyang y Kang Chol Ho, director de la Fabrica de Codorniz de Ryongsong.
El Dirigente se reunio con dichos candidatos de diputados y los estimulo a cumplir sus misiones y deberes como representantes y servidores fieles al pueblo en la sagrada lucha por prosperidad de la patria.

domingo, 17 de julio de 2011

Niños coreanos: Batería

KIM JONG IL: MATERIALICEMOS DE MODO CONSECUENTE EL LEGADO DEL GRAN LIDER, CAMARADA KIM IL SUNG, PARA LA REUNIFICACION DE LA PATRIA



KIM JONG IL


MATERIALICEMOS DE MODO CONSECUENTE EL LEGADO DEL GRAN LIDER, CAMARADA KIM IL SUNG, PARA LA REUNIFICACION DE LA PATRIA

Estimados Amigos:
Continuando con las publicaciones de las obras de tres grandes héroes del Monte Pektu, publicamos esta obra del dirigente KIM JONG IL, es muy importante ya que se traza claramente la línea a seguir por el pueblo coreano y sus ansias por la reunificación pacífica e independiente de la patria.
Como siempre es un placer para nosotros presentarles estas obras para su mayor conocimiento y difusión.

Agradecemos como siempre su apoyo y difusión.

Lima 17 de Julio de 2011

Atte.

Yuri Castro Romero
Sec. Gral del comité Continental Americano por el Centenario del Presidente KIM IL SUNG

Sec. Gral. Del Instituto Cultural  y de Amistad Peruano Coreano.



¡TRABAJADORES DEL MUNDO ENTERO, UNIOS!

KIM JONG IL


MATERIALICEMOS DE MODO CONSECUENTE EL LEGADO DEL GRAN LIDER, CAMARADA KIM IL SUNG, PARA LA REUNIFICACION DE LA PATRIA

4 de agosto de 1997

1
Pronto nuestro pueblo acogerá el 52 aniversario de la histórica liberación de la Patria, con la cual el gran Líder, camarada Kim Il Sung, abrió el camino del resurgimiento nacional.
Con motivo de este día, nuestro pueblo evoca con emoción los incesantes desvelos y las grandes proezas que el estimado Líder realizara en aras de la reunificación de la Patria a lo largo de medio siglo, desde el mismo momento de la liberación del país.
La reunificación de la Patria fue la causa de toda su vida y su vehemente anhelo. Más que nada le dolía el sufrimiento de nuestra nación por la división del país y hasta el último momento de la vida hizo tesoneros esfuerzos para legar a las posteridades la Patria unificada.
Reunificar la Patria cumpliendo el sublime propósito del estimado camarada Kim Il Sung constituye la obligación y el deber moral revolucionarios de nuestro Partido y pueblo, y la sagrada tarea nacional de nuestra generación. Pese a cualesquier dificultades y obstáculos que se interpongan en el camino de la reintegración del país, tenemos que materializar las instrucciones del gran Líder, camarada Kim Il Sung, al respecto y cumplir con la responsabilidad y el deber que nuestra generación tiene ante la Patria y la nación.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung, es el Sol de la nación y el lucero de la reunificación de la Patria, quien entregó toda su vida a la Patria y la nación y realizó imperecederas proezas por la causa de la reunificación de la Patria. Al iniciar la obra por la reunificación de la Patria y esforzarse para guiarla por sendas de victoria, con sus destacadas ideas y dirección, logró asentar sólidos cimientos y abrir una luminosa perspectiva para ella.
El problema de la reunificación de nuestra Patria surgió con la división del territorio nacional por las fuerzas extranjeras al finalizar la Segunda Guerra Mundial. El medio siglo transcurrido desde la separación del país en Norte y Sur ha sido una historia de aguda lucha entre dos políticas contrarias: la reunificación y la división, el patriotismo y la traición a la
Patria, y una historia de victorias de las fuerzas patrióticas que anhelan la reintegración del país.
Desde los primeros días de la división del país el gran Líder, camarada Kim Il Sung, planteó como la suprema tarea nacional su reunificación, mantuvo de modo invariable el lineamiento de una sola Corea, el de su integración, y al conducir con clarividencia la lucha por alcanzar este objetivo logró fortalecer y desarrollar las actividades para la reintegración de la Patria como un movimiento de toda la nación.
El lineamiento sobre la reunificación de la Patria, trazado y mantenido invariablemente por el gran Líder, es por completo el lineamiento de la independencia nacional encaminado a obtener la soberanía e independencia total del país, la nación, auténtico lineamiento de amor a la Patria y la nación, llamado a lograr el fortalecimiento y el progreso de la Patria reunificada y el florecimiento y la prosperidad de toda la nación. La cuestión de la reintegración de nuestro país consiste en poner fin a la dominación y la intervención de las fuerzas foráneas en el Sur de Corea, restablecer la soberanía nacional a escala de todo el país, y ligando la arteria rota de la nación, realizar su unidad como una sola. Los coreanos que a lo largo de milenios han venido viviendo en un mismo territorio como una nación homogénea, si se mantienen separados en dos partes por las fuerzas extranjeras, no pueden evitar la desgracia y las calamidades nacionales ni liberarse de su dominación y subyugación. Unicamente la reunificación es el justo camino para restituir la soberanía en todo el país, hacer brillar la dignidad y el honor de la nación y alcanzar su fortalecimiento y prosperidad. El lineamiento sobre la reunificación es objeto del absoluto apoyo de todo el pueblo coreano, pues refleja sus intereses y exigencias fundamentales, su unánime deseo y aspiración.
Pese a la compleja y difícil situación, motivada por la ocupación del Sur de Corea por los imperialistas norteamericanos y las constantes maniobras de las fuerzas divisionistas internas y externas contra la reunificación, el estimado camarada Kim Il Sung mantuvo de modo invariable y consecuente este lineamiento y con iniciativa guió el movimiento para la reintegración de la Patria. A la vez que consolidaba la parte Norte como un poderoso baluarte para la reunificación de la Patria orientó a la población norteña a que sin olvidar ni un momento a sus hermanos del Sur apoyara y respaldara con energía su lucha patriótica por la independencia, la democracia y la reintegración nacional, y rechazando a cada paso el desafío y los actos anti-reunificación de las fuerzas divisionistas internas y externas, intensificó y desarrolló sin cesar el movimiento por la reunificación de la Patria. En la severa época inmediatamente posterior a la liberación, cuando en el Sur de Corea, bajo el rótulo de la ONU, se tramaban las “elecciones por separado y gobierno separado”, fue nuestro Líder quien convocó la histórica Conferencia Conjunta de los Representantes de los Partidos Políticos y las Organizaciones Sociales del Norte y el Sur de Corea con el fin de emprender la lucha de toda la nación para frustrar las maniobras de división nacional de las fuerzas servilistas a las grandes potencias y vendepatria, también fue quien en el período en que en nuestro país se agudizaban las contradicciones y la lucha entre las dos políticas: una sola Corea y “dos Coreas”, exhortó a toda la nación a la lucha por frenar y hacer fracasar el complot de los divisionistas para fabricar “dos Coreas”, y no fue otro sino él quien creó una nueva coyuntura para el movimiento de la reunificación de la Patria, al abrir las puertas de las conversaciones y negociaciones entre el Norte y el Sur que estaban cerradas herméticamente, y lograr que ambas partes suscribieran una declaración conjunta y una serie de acuerdos.
Nuestro Líder, por tener un amor infinitamente noble por la Patria, la nación, no pasó ni un día sin que se preocupara por su reunificación y para ella ni una vez descansó tranquilamente.
Realizó enérgicas actividades exteriores para ganar el apoyo y la solidaridad internacional a nuestros esfuerzos por la reunificación de la Patria, gracias a lo cual la justeza de la línea de nuestro Partido en cuanto a la reintegración ha sido ampliamente conocida en los círculos políticos y sociales y la prensa de todos los países del mundo, se ha elevado el interés internacional por la reunificación de Corea y se han reforzado el respaldo y solidaridad de los pueblos progresistas hacía ella.
Debido a los abnegados esfuerzos y los grandes méritos que el estimado Líder, camarada Kim Il Sung, realizó en este sentido manteniendo con firmeza el lineamiento de la reunificación del país, este movimiento ha logrado constantes avances ampliándose y fortaleciéndose hasta convertirse en una fuerza irrefrenable a pesar de las maniobras obstaculizadoras de los elementos divisionistas. Con el decursar del tiempo aumenta el anhelo nacional de reunificación, y todos los connacionales del Norte y el Sur y en ultramar se suman al movimiento por la reunificación. Este se ha convertido en un poderoso movimiento de toda la nación y se despliega en medio de la atención del mundo contando con el apoyo y respaldo de los pueblos progresistas; esto es una brillante victoria de la política de reunificación sobre la escisionista.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung, presentó las Tres Cartas para la reunificación de la Patria que indican los principios fundamentales y vías para ella, entregándonos así la guía rectora para esta empresa.
Los tres principios —la independencia, la reunificación pacífica y la gran unidad nacional— son la base para la reunificación, pues señalan la posición y la vía principal para resolver este problema con las propias fuerzas de la nación de acuerdo con su voluntad y sus intereses. Esos principios, que el Norte y el Sur reafirmaron en su Declaración Conjunta del 4 de Julio y dieron a conocer solemnemente dentro y fuera del país, es la gran plataforma común de la nación para la reunificación.
El Programa de Diez Puntos de Gran Unidad Pannacional por la Reunificación de la Patria es la plataforma política destinada a lograr la unión de toda la nación y así fortalecer las fuerzas internas para la reunificación del país. En él están indicados en forma integral el objetivo y la base del ideal de la gran unidad nacional y sus principios y vías.
La propuesta de fundar la República Confederal Democrática de Coryo es un proyecto que esclarece el aspecto general del Estado unificado y la vía de crearlo. Indica el camino fundamental para alcanzar de manera más justa y fácil la reunificación del país sobre la base de tolerarse las ideologías y regímenes en el Norte y el Sur.
Los tres principios, el programa de diez puntos para la gran unidad pannacional y la propuesta de fundar la República Confederal Democrática de Coryo son Tres Cartas para la reunificación de la Patria, en las que el camarada Kim Il Sung, partiendo de la gran idea Juche y sus valiosas experiencias adquiridas en los esfuerzos por la reintegración de la Patria, sistematizó y compendió de manera integral sus principios y vías fundamentales. Esas cartas están permeadas del espíritu de independencia nacional que considera la soberanía y dignidad de la nación como su vida y encarnan el noble amor a la Patria, a la nación, que estimula a alcanzar por vía pacífica la reunificación del país logrando la reconciliación de ambas partes y la gran unidad pannacional. Indican la vía más imparcial y racional para reunificar la Patria lo antes posible conforme a las condiciones reales de nuestra nación donde perduran desde hace mucho tiempo diferentes ideologías y regímenes en el Norte y el Sur y a la unánime voluntad de todos los connacionales que desean la reintegración.
En virtud de esas Tres Cartas elaboradas por el gran Líder, nuestra nación está en condiciones de impulsar con dinamismo la campaña por la reunificación del país con un objetivo y orientación bien definidos y con gran fe y ánimo, y realizar con éxito, con las fuerzas unidas, su aspiración a reintegrarse. Las Tres Cartas son, en efecto, la bandera de la reunificación del país y el programa de lucha más justo y realista que nos permite alcanzarla de manera independiente y pacífica.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung, agrupó a toda la nación bajo la bandera de la gran unidad preparando y reforzando así las fuerzas internas para la reunificación de la Patria.
El sujeto de esta empresa es nuestra nación y su poderío está en su gran unidad. Si se preparan con firmeza las fuerzas internas pro reunificación, se garantizará sin falta el triunfo de dicha empresa.
El camarada Kim Il Sung consideró el patriotismo y el espíritu de independencia nacional como la base de la unidad nacional, planteó como el principio de la gran unidad nacional subordinario todo a la causa de la reunificación del país por encima de las diferencias de ideologías e ideales, de criterios políticos y creencias religiosas, y condujo con gran magnanimidad y generosidad a todos los partidarios de la reunificación a incorporarse a los esfuerzos patrióticos por la reintegración, sean cuales fueren sus antecedentes. En aras de la unidad nacional el Líder lanzó la consigna de “¡Contribuir con la fuerza, con los conocimientos o con el dinero según los tengan!” e hizo que todos los sectores y capas de la población coreana aportaran a la causa de la reunificación de la Patria en expresión de su amor a ésta y a la nación. La idea e ideal que concibiera el gran Líder para la gran unidad nacional, su noble humanitarismo y amor a la nación son la fuente de fuerza que estimula a todos los sectores y capas de los compatriotas a colaborar decididamente en los esfuerzos por la unidad nacional y la reunificación de la Patria.
El camarada Kim Il Sung, concediendo gran importancia a la creación de un frente unido de toda la nación, dirigió con entusiasmo la tarea de aglutinar las fuerzas partidarias de la reunificación en el Norte, el Sur y en ultramar. Trazó la orientación para la formación de ese gran frente unido y dirigió sabiamente la lucha para hacerla realidad sobre la base de las experiencias adquiridas en el Frente Unido Nacional Antijaponés durante la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, gracias a lo cual se registró un gran avance en el trabajo para aglutinar en una organización a los compatriotas del Norte, el Sur y en ultramar bajo la bandera de la reunificación de la Patria. En las circunstancias en que el movimiento por la reunificación de la Patria se ampliaba y desarrollaba como un movimiento de toda la nación y se elevaba más que nunca la aspiración de lograrla, se celebró la Conferencia Pannacional con la participación de compatriotas del Norte, el Sur y en ultramar y se creó la Alianza Pannacional para la Reunificación de la Patria, que representa la voluntad de todos los connacionales de cumplir esta tarea. La formación de esta Alianza es un importante logro para el fortalecimiento de las fuerzas internas para esta causa y el avance de este movimiento hacia una etapa más alta.
En la actualidad las fuerzas patrióticas internas pro reunificación se van ampliando y fortaleciendo, y se van aglutinando con mayor firmeza a escala de toda la nación, tanto en el Norte y el Sur como en ultramar, y avanzan con pujanza hacia la reunificación independiente y pacífica de la Patria, prevaleciendo sobre las fuerzas divisionistas, vendepatria y serviles a grandes potencias.
Los méritos que acumuló el gran Líder, camarada Kim Il Sung, en aras de la reunificación de la Patria, constituyen un inapreciable patrimonio para nuestro pueblo y nación, un sólido recurso para realizar esta obra. El desvelo en toda su vida por la Patria y la nación y sus grandes hazañas realizadas por la causa de la reunificación y la independencia del país brillarán eternamente en la historia de la Patria.

2
Continuar la causa de la reunificación de la Patria que iniciara y condujera el gran Líder, camarada Kim Il Sung, y concluirla a todo trance en nuestra generación, es la firme decisión de nuestro Partido y la voluntad revolucionaria de nuestro pueblo.
La separación del territorio y el pueblo, que perdura por más de medio siglo, impide el desarrollo unificado de nuestra nación de una larga historia de cinco milenios y le causa incontables infortunios y sufrimientos. Si nuestra generación no logra reunificar la Patria, también las venideras sufrirán la tragedia de la división nacional, desaparecerá incluso la comunidad nacional entre el Norte y el Sur, y probablemente, la nación quedará dividida en dos para siempre. Es una intolerable vergüenza nacional que la soberanía de nuestra nación, que considera su dignidad y honor como la vida, se vea violada por fuerzas extranjeras cuando ha desaparecido el sistema colonial imperialista y todos los países y naciones otrora oprimidas avanzan por el camino de la soberanía e independencia.
Debemos alcanzar a toda costa la causa de la reunificación de la Patria, que fue el propósito del estimado camarada Kim Il Sung en toda su vida y la demanda vital de la nación.
Para nosotros esta es la suprema tarea nacional que no podemos postergar por más tiempo. Venciendo toda clase de dificultades, debemos cumplirla poniendo fin a la historia de la tragedia de división nacional, a esa historia ignominiosa. De esta manera debemos salvar del peligro el destino de la nación, legar la Patria unificada a las generaciones venideras, y defender y hacer brillar más la dignidad y el honor nacionales.
Con miras a reunificar la Patria debemos defender los imperecederos méritos que el gran Líder, camarada Kim Il Sung, acumuló en toda su vida en aras de esta empresa y materializar cabalmente la línea y la orientación para ella, apropiadas a las condiciones del país.
Las Tres Cartas formuladas por el gran Líder para la reunificación de la Patria constituyen la guía programática que debe seguir toda la nación que la desea. En la lucha por esta empresa pueden variar los métodos concretos según el cambio de situación, pero no pueden sufrir cambio alguno los principios para la reunificación de la Patria y la posición en cuanto a ella. Debemos realizarla sobre la base de las Tres Cartas, no importa cómo cambien la situación y las circunstancias.
Mantener el espíritu Juche y revivir la nacionalidad en la forja del destino del país, la nación, es una exigencia de principios para asegurar su soberanía e independencia, su prosperidad y fortalecimiento. En todo el proceso de su dirección a nuestra revolución el gran Líder, camarada Kim Il Sung, al preservar el espíritu Juche y la nacionalidad y materializarlos brillantemente, logró la histórica causa de la restauración de la Patria, levantó en este territorio un poderoso Estado socialista soberano, autosostenido y autodefensivo e hizo que nuestra nación mostrara plenamente ante todo el mundo su inagotable fuerza y talento, su indoblegable espíritu.
La línea y las cartas formuladas por el camarada Kim Il Sung para la reunificación de la Patria parten del principio de defender el espíritu Juche y la nacionalidad y están permeadas de éstos. Defenderlos y materializarlos cabalmente en la lucha por la reunificación y la independencia de la Patria viene a ser precisamente la garantía fundamental para lograrla con éxito conforme a los intereses y las exigencias de nuestra nación.
Hay que resolver el problema de la reunificación del país, en todos los casos, sobre la base del principio de la independencia nacional. Observar este principio es lo principal para defender el espíritu Juche y la nacionalidad.
Toda nación tiene derecho a forjar su destino de modo independiente y según su criterio, tomándolo fuertemente en sus manos. Nadie puede arrebatar ni violar la soberanía de otra nación. La reunificación de la Patria es un asunto de nuestra nación, un asunto relacionado con su soberanía, razón por la cual ella, como su encargada, debe realizarla con sus propias fuerzas y de acuerdo con su voluntad y demanda independientes.
Para alcanzarla sobre la base del principio de la soberanía nacional es necesario que todos los miembros de la nación se identifiquen a plenitud con la conciencia de independencia nacional y se opongan y rechacen categóricamente el servilismo a las grandes potencias y la idea de dependencia de fuerzas extranjeras.
Si la conciencia de independencia nacional es la fuerza ideológica que hace que la nación se fortalezca y prospere, el servilismo a las grandes potencias y la idea de depender de fuerzas extranjeras son un veneno ideológico que la envilece e incapacita.
Que éstos conducen el país a la ruina, es una seria lección que nuestra nación experimentó hasta en su médula a través de su larga historia de martirios. La ocupación de nuestro país por el imperialismo japonés, el fracaso del movimiento comunista incipiente y la desintegración del movimiento nacionalista fueron motivados, a fin de cuentas, por el servilismo de no confiar en las propias fuerzas y adorar a las grandes potencias.
Aun después de la emancipación de la Patria los sucesivos gobernantes de Corea del Sur, presos del servilismo a Estados Unidos, y protegidos por este país, han venido perpetrando actos entreguistas y traidores en contra de la reunificación, y haciéndole el juego a su política agresiva. Tratar de solucionar, apoyándose en las fuerzas extranjeras, el problema de la reunificación de la Patria, el problema de rescatar la soberanía nacional arrebatada por estas fuerzas, es tan estúpido como meter la cabeza en el dogal para el sometimiento.
A fin de defender la soberanía y la dignidad de la nación y lograr la reunificación de la Patria de acuerdo con su voluntad e intereses debemos rechazar el servilismo a las grandes potencias y la dependencia de fuerzas extranjeras y luchar resueltamente contra la agresión e ingerencia de estas fuerzas.
No admitiremos ningún intento de realizar la ambición agresiva y dominacionista interviniendo en el problema de la reunificación de nuestra Patria. Con la bandera de la soberanía nacional en alto debemos desplegar con más fuerza la lucha por la reunificación de la Patria para lograr la soberanía e independencia completas del país, la nación.
Para realizar de manera independiente la obra de la reunificación de la Patria es necesario preparar las fuerzas internas de la nación. La gran unidad de toda la nación es una garantía decisiva para la reintegración independiente y pacífica de la Patria. El encargado directo de la reunificación no es sino nuestra propia nación y nadie puede sustituirla en la lucha por lograrla. Sólo cuando se preparen firmemente las fuerzas internas uniéndose compactamente todos los compatriotas bajo la bandera de la gran unidad nacional, es posible hacer fracasar las maquinaciones de las fuerzas divisionistas del interior y exterior contra la reunificación y alcanzar esta causa.
Para lograr la gran unidad nacional hace falta mantener el principio de dar prioridad a los intereses comunes de la nación, dejando a un lado las diferencias de ideologías, ideales y regímenes, y, sobre esta base, unirse. La obra de la reunificación de la Patria no es una tarea dirigida a resolver las contradicciones clasistas internas de la nación o el enfrentamiento entre los regímenes, sino una causa nacional encaminada a restablecer la soberanía nacional en todo su territorio. No pueden existir clases o sectores ajenos a la nación; si no se logra la independencia de la nación tampoco es posible asegurar la de sus integrantes. Hoy, cuando la tarea suprema de nuestra nación es la reunificación de la Patria es impermisible que una clase o un sector anteponga sus intereses a los comunes de la nación. Por muy grandes que sean las diferencias de ideologías y regímenes entre el Norte y el Sur, están por debajo de la identidad nacional creada, consolidada y desarrollada a lo largo de la milenaria historia de nuestra nación. Si el Norte y el Sur desean la reunificación de la Patria dando prioridad a la identidad y los intereses comunes de la nación es posible lograr la gran unidad de toda la nación por encima de dichas diferencias.
El amor a la Patria, a la nación, es un sentimiento ideológico común de todos sus miembros y el fundamento ideológico para la unidad nacional. Amar con fervor al país, a la nación y considerar la dignidad nacional como lo más valioso es una valiosa tradición de nuestra nación y una de sus cualidades distintivas. Quienquiera que tenga sangre y espíritu de la nación coreana debe apreciar y defender su excelente nacionalidad. Hoy, el verdadero valor y dignidad de la vida de los coreanos es dedicarse en cuerpo y alma a la sagrada obra por la reunificación e independencia de la Patria y la prosperidad de la nación uniendo su destino al de la nación.
Todos los que aman a su Patria y nación y se preocupan por su destino, sin que importe que residan en el Norte, el Sur o en el extranjero, deberán unirse sólidamente bajo la bandera de la reunificación de la Patria por encima de las diferencias de ideologías, ideales, creencias religiosas, criterios políticos, clases y capas sociales.
Insistimos en que el Norte y el Sur, sobreponiéndose a las diferencias de ideologías y regímenes, mancomunen las fuerzas para promover la coexistencia, la coprosperidad y los beneficios comunes y alcanzar la gran obra de la reunificación de la Paria. Con respecto a las personas que con conciencia nacional se esfuerzan por la reunificación de la Patria, sean capitalistas o generales de ejército o pertenezcan a la capa gobernante, iremos mano a mano con ellas, sin importarnos su ideología y creencia religiosa. Aun en el caso de quienes en el pasado cometieron delitos ante la nación, si se arrepienten y vuelven a ponerse al lado de la nación, borrando su pasado los trataremos con indulgencia y nos uniremos a ellos.
La línea y la política de nuestro Partido para la gran unidad nacional es una política abarcadora, basada en el amor a la Patria, la nación y el pueblo. Materializar invariablemente esta política en todo el curso de la lucha por la reunificación y la independencia de la Patria y por su prosperidad y desarrollo, es nuestra invariable posición. La línea de la gran unidad nacional que encarna de modo integral el espíritu de amar a la Patria, la nación y el pueblo, ya demostró sin reservas su justedad y vitalidad en el largo curso de la lucha práctica por la restauración de la Patria, la construcción de una nueva sociedad y la reunificación del país. Respetaremos las ideologías, ideales y creencias religiosas de todos los partidos, las agrupaciones y las personas, que guiándose por el patriotismo se suman a la causa de la reunificación y nos aliaremos con ellos, cumpliendo así nuestro deber y obligación con la nación.
Alcanzar la reunificación de la Patria por vía pacífica sin el uso de las fuerzas armadas es nuestra posición de principios y la invariable línea de nuestro Partido.
No hay motivo por el cual los compatriotas peleemos unos contra otros para resolver el problema de la reunificación nacional. Las diferencias de ideologías y regímenes entre el
Norte y el Sur no es una condición para recurrir al uso de las fuerzas armadas. La idea y el régimen no se aceptan por la imposición, y con métodos impositivos es imposible eliminar las diferencias existentes entre el Norte y el Sur en estos aspectos. Si ambas partes pelean, nuestra nación quedará afectada por la guerra y los imperialistas obtendrán provechos.
La reintegración pacífica de Corea no sólo es la demanda de nuestra nación sino también el deseo de los pueblos amantes de la paz en el mundo. Todas las personas que aman el país, la nación, y aprecian la paz deben hacer todos los esfuerzos a su alcance para lograr la reunificación pacífica de la Patria.
Para preservar la paz en la Península Coreana y alcanzar su reintegración pacífica es preciso oponerse a las maquinaciones de agresión y guerra, y ponerle fin al peligro de un conflicto.
Al margen de la lucha contra las maniobras de agresión y de guerra es imposible asegurar la paz ni pensar en la reunificación pacífica. Ahora en la Península Coreana, debido a las maquinaciones de Estados Unidos y los gobernantes surcoreanos contra el socialismo y nuestra República, se agudiza el estado de tensión y crece el peligro de que estalle una guerra en cualquier momento.
El problema de aliviar el estado de tirantez y eliminar el peligro de guerra en nuestro país puede resolverse, ante todo, cuando Estados Unidos abandone su política hostil respecto a nuestra República y concierte un tratado de paz con nosotros.
Ambos países aun están en estado de armisticio temporal y en el nuestro aún no ha desaparecido el peligro de la guerra. Para eliminarlo y garantizar la paz es indispensable suscribir entre ambos países un acuerdo de paz y así establecer un nuevo sistema de aseguramiento de la paz, y al mismo tiempo, reafirmar y cumplir al pie de la letra el acuerdo de no agresión Norte-Sur, ya hecho público ante el mundo.
En la actualidad, Estados Unidos de labios hacia fuera habla ruidosamente del “fin de la guerra fría” y el “alivio de la tensión”, pero aferrándose de modo invariable a la “política de fuerza”, nos amenaza con incesantes ejercicios militares y maniobras de agresión y azuza activamente a los gobernantes surcoreanos a sus alborotos para provocar una guerra. Tratar de doblegarnos con amenazas o presiones militares es una tentativa vana y un acto peligroso.
Defenderemos nuestro socialismo como una muralla inexpugnable y no toleraremos la violación de la soberanía del país y la dignidad de la nación. Fortalecer las fuerzas armadas revolucionarias y proteger la seguridad del país y el pueblo en vista de las provocadoras maniobras de guerra de los imperialistas y los gobernantes surcoreanos, constituye nuestra justa medida de autodefensa. Las capas guerreristas del imperialismo no deben tratar de probar a fuerza de las armas nuestro poderío militar ni de asustar o doblegar a nuestro pueblo con las amenazas y provocaciones militares. Tales acciones insensatas resultan aventuras harto peligrosas que pueden tener catastróficas consecuencias. De ningún modo queremos la guerra; nos esforzamos invariablemente por reunificar el país por vía pacífica.
La vía más racional para resolver con éxito el problema de la reunificación de nuestra Patria es realizarla sobre la base de la fórmula del sistema confederal.
Nuestra nación espera realizar cuanto antes la reunificación de la Patria según una fórmula racional aceptable para todos. Si hoy en día, al cabo de medio siglo desde que en el Norte y el Sur se establecieron diferentes regímenes sociales, se trata de alcanzar la reunificación por uno de estos regímenes, lejos de lograrla se podría profundizar la división y provocar a
la nación calamidades irreparables.
Teniendo en cuenta la exigencia imperiosa de nuestra nación y la realidad del país, la mejor vía para su pronta reunificación resulta fundar un Estado unido nacional según la fórmula del sistema confederal, consistente en una sola nación, un solo Estado, dos regímenes sociales y dos gobiernos.
La reunificación según la fórmula del sistema confederal es la vía de la reunificación racional y equitativa que no persigue la superioridad o los intereses de ninguna parte y que tampoco afecta a nadie. Además, este modo de reunificación pondrá fin al peligro de la guerra que existe permanentemente en la Península Coreana y también contribuirá a la preservación de la paz y la seguridad en el mundo.
Si se realiza la reunificación según esta fórmula, nuestra nación restablecerá su soberanía a escala de todo el territorio y alcanzará una gran unidad como una sola nación, y nuestro país será un Estado unido nacional, independiente, amante de la paz y neutral. El Estado confederal reunificado no afectará ni los intereses de los países vecinos ni tampoco constituirá una amenaza para ellos.
Sin vacilar en lo más mínimo ante ninguna dificultad o prueba seguiremos avanzando con pasos firmes por el camino de la reunificación de la Patria, sosteniendo en alto las Tres
Cartas, presentadas por el gran Líder, camarada Kim Il Sung.

3
Mejorar las relaciones entre el Norte y el Sur es una demanda apremiante para realizar la reunificación independiente y pacífica de la Patria.
Sólo convirtiendo las relaciones de desconfianza y confrontación en las de confianza y reconciliación, es posible lograrla con las fuerzas unidas de toda la nación.
Si bien hoy día se fomenta como nunca la atmósfera de la reunificación de la Patria, las relaciones entre el Norte y el Sur permanecen tan tirantes y agudas como jamás antes vistas. Las autoridades actuales de Sudcorea que no tienen en consideración ni el destino de la nación ni la reintegración del país, al ver que los cimientos de su poder son sacudidos de raíz, tratan de encontrar una salida con la agudización de la tensión y el enfrentamiento con el Norte, y a este fin han convertido esas relaciones en extremadamente hostiles e intensifican como nunca, en confabulación con fuerzas extranjeras, las maquinaciones de provocación de una guerra de agresión contra el Norte. Después del surgimiento en Surcorea del actual
“poder”, entre el Norte y el Sur se intensifica no la reconciliación sino la confrontación, y crece no la atmósfera de paz sino el peligro de la guerra. El que las actuales autoridades surcoreanas hayan empeorado al máximo, a un grado tal como nunca antes se vio, los vínculos entre el Norte y el Sur, es un crimen anti-reunificación y vendepatria jamás perdonable ni en mil años.
Con miras a mejorar esas relaciones y preparar una coyuntura trascendental para la reunificación de la Patria es preciso, ante todo, que las autoridades surcoreanas, en vez de apoyarse en fuerzas foráneas y “colaborar” con éstas, se encaminen a oponerse a ellas y rechazarlas en unión con sus compatriotas, partiendo de la posición de la independencia nacional.
La opción por la independencia nacional o el apoyo en fuerzas extranjeras es la piedra de toque para distinguir la reunificación de la división y el patriotismo de la traición.
Cualquiera que sea, si da las espaldas a la nación y desprecia sus fuerzas internas y así toma el camino de apoyarse en fuerzas extranjeras y “colaborar” con ellas, terminará por ser abandonado por la nación y no podrá evitar el veredicto de la historia. Sólo cuando las autoridades surcoreanas asuman la posición de independencia nacional, la de amar al país, la nación, será posible que las relaciones entre el Norte y el Sur se conviertan en las de confianza y reconciliación y se abra una nueva senda para la reunificación de la Patria.
Ellas, cambiando de política, tienen que ponerse en la posición de la independencia nacional, la de beneficiar a la nación y apoyarse en ella, y practicar la política de forjar juntos, mano a mano con sus compatriotas, el destino de la Paria y la nación.
Eliminar el estado de confrontación política entre el Norte y el Sur es un requisito primordial para mejorar las relaciones entre ambas partes. Sólo cuando esto se logre, puede desaparecer también el estado de enfrentamiento militar y realizarse, a la larga, la reconciliación y la unidad de la nación.
Con genuina conciencia de compatriotas, las autoridades surcoreanas tienen que cambiar su política de confrontación con el Norte, encaminada a hostilizarnos, por la de alianza y reconciliación, y abstenerse de fomentar el malentendido y la desconfianza entre el Norte y el Sur y obstaculizar la reconciliación y la unidad nacionales.
A la par que poner fin al estado de confrontación política, hace falta eliminar también el de enfrentamiento militar para aliviar la tensión entre el Norte y el Sur.
Este estado de enfrentamiento no solamente trae la desconfianza y el malentendido entre los connacionales e impide su confianza y conciliación, sino que además puede agudizar la tensión y causar una catástrofe a la nación. Si no lo disipamos, no podremos esperar mejoría en las relaciones entre el Norte y el Sur, ni paz en la Península Coreana ni reunificación pacífica.
Hoy, en el Sur de Corea, se habla mucho de la supuesta “amenaza de agresión al Sur”, pero la que realmente existe en nuestro país no es ésta, sino la de agresión al Norte. Si no existe tal amenaza en la Península, desaparecerá también el estado de enfrentamiento militar entre ambas partes.
Las autoridades surcoreanas tienen que renunciar a su peligrosa política de guerra y optar por atenuar la tirantez en vez de agravarla. Han de dejar de incrementar sus fuerzas armadas y de introducir armas, suspender los simulacros conjuntos con ejércitos extranjeros y no aventurarse con provocaciones militares descabelladas.
Para eliminar el estado de confrontación entre el Norte y el Sur y promover la reconciliación y la unidad nacionales, es necesario democratizar la vida socio-política en el Sur de Corea.
Mientras esta parte sea gobernada de modo fascista, no importa quién sea su mandatario, el estado de enfrentamiento no será eliminado, ni serán concebibles discusiones y actividades libres de distintos partidos, grupos, capas y clases surcoreanos en cuanto a la reunificación de la Patria. Aún más, si siguen en pie las infames leyes antinacionales y anti-reunificación como la “Ley de seguridad estatal” que define como enemigos a los compatriotas, incrimina los contactos e intercambios entre la población y personalidades de distintos sectores del Norte y el Sur y reprime a las fuerzas patrióticas surcoreanas pro-reunificación, jamás serán logradas la reconciliación y la unidad nacionales ni los contactos e intercambios Norte-Sur.
La historia del arduo movimiento por la reunificación de la Patria comenzada desde la división de la nación demuestra que no podrá haber ningún progreso de las relaciones entre el Norte y el Sur si no se deroga la “Ley de seguridad estatal” en Corea del Sur.
La realidad de hoy, cuando en Surcorea las fuerzas patriótico-democráticas pro-reunificación son reprimidas por la “Ley de seguridad estatal” y empeoran al extremo las relaciones entre el Norte y el Sur, plantea la tarea de la democratización como una exigencia apremiante, inaplazable.
Dicha “ley” que atormenta a la población sudcoreana y afecta a toda la nación, lógicamente, debe abolirse y, a todos los partidos, grupos y sectores, asegurárseles la libertad política, incluida la de discusión y actividad por la reunificación de la Patria, y los derechos democráticos.
Estos asuntos en que insistimos deben ser resueltos sin falta para mejorar las relaciones entre el Norte y el Sur y abrir una nueva coyuntura para la reunificación de la Patria.
Si en el futuro las autoridades surcoreanas muestran un cambio positivo con sus acciones reales, despojándose de la actual política de confrontación antinacional y anti-reunificación, en atención a la expectativa de toda la nación, estamos dispuestos a encontrarnos con ellas en cualquier tiempo para discutir sinceramente sobre el problema del destino de la nación, y esforzarnos juntos en aras de la reunificación de la Patria. Observaremos qué posición y actitud van a asumir en sus actividades.
Para resolver de modo justo el problema coreano también los países interesados deben desempeñar un papel positivo con la sincera actitud de ayudar a la reunificación de Corea. Tienen que respetar la soberanía y la voluntad de reintegración de nuestra nación y ayudarla de modo activo para que pueda resolver de modo independiente y pacífico el problema de la reunificación de la Patria.
Estados Unidos, como responsable directo de la cuestión coreana, tiene que cumplir honestamente con la promesa y deber, firmados por él. Debe modificar radicalmente su política anacrónica hacia Corea, y no obstaculizar más su reunificación independiente y pacífica. No queremos considerar a EE.UU. como enemigo perpetuo, sino deseamos que se normalicen las relaciones entre ambos países. Si Norteamérica realiza acciones que contribuyan a la paz y la reunificación de la Península Coreana, sin tratar la cuestión coreana partiendo de una posición de fuerza, liberándose de la vieja concepción de la época de la guerra fría, también las relaciones entre Corea y EE.UU. se desarrollarán positivamente, de acuerdo con los intereses de ambos pueblos.
Japón, que antes causó a nuestro pueblo incontables infortunios y calamidades, debe arrepentirse sinceramente del pasado, renunciar a la política hostil hacia nuestra República y dejar de instigar la división de Corea y de obstaculizar la reunificación. Si procede así, lo trataremos amistosamente como país vecino, y se normalizarán también las relaciones entre ambos países.
El camino de la lucha de nuestro pueblo por la reunificación de la Patria no es llano, pero este anhelo de la nación será satisfecho sin falta.
Entonces nuestra Patria aparecerá con la frente erigida en el escenario mundial como un Estado soberano e independiente, poderoso y rico, con 70 millones de habitantes, y nuestro pueblo llegará a enorgullecerse como una gran nación inteligente y digna.
Al desarrollar la lucha de toda la nación para hacer realidad el legado del gran Líder, camarada Kim Il Sung para la reunificación, deberemos aproximar el histórico día en que los 70 millones de compatriotas vivamos felices en el territorio patrio reintegrado.

miércoles, 6 de julio de 2011

KIM IL SUNG: ACELEREMOS LA CONSTRUCCION SOCIALISTA ENARBOLANDO LA BANDERA DE LA IDEA JUCHE

KIM IL SUNG

ACELEREMOS LA CONSTRUCCION SOCIALISTA ENARBOLANDO LA BANDERA DE LA IDEA JUCHE

Estimados amigos  el 8 de julio de 1994 sufrimos la desaparición física del Gran Líder Inmortal Generalísimo Presidente KIM IL SUNG.
Hace 17 años, pasó a la inmortalidad el Gran Líder Inmortal, el pueblo coreano y la humanidad se entristecieron profundamente, ya que no sólo dejó de existir  físicamente el líder del pueblo coreano sino uno de los líderes mundiales más importantes de la historia de la humanidad. Es por ello que en esta fecha les presentamos uno de sus muchísimos trabajos con la intención de recordar y homenajear a esta figura insigne de la revolución mundial este es nuestro modesto homenaje al “Sol de la Nación Coreana” y a uno de los más grandes hombres de la humanidad.
Atte.

Yuri Castro Romero

Secretario General del Comité Continental Americano por el Centenario del Nacimiento del Presidente KIM IL SUNG

Secretario General del Instituto Cultural y de Amistad Peruano Coreano


¡TRABAJADORES DEL MUNDO ENTERO, UNIOS!

KIM IL SUNG

ACELEREMOS LA CONSTRUCCION
SOCIALISTA ENARBOLANDO LA
BANDERA DE LA IDEA JUCHE

Informe en el acto central con motivo del XXX aniversario de la fundación de la República Popular Democrática de Corea
9 de septiembre de 1978

I N D I C E
1. Materialicemos cabalmente la idea Juche en las actividades del Estado e impulsemos con energía las Tres revoluciones
2. Frustremos el complot para fabricar “dos coreas” y reunifiquemos la Patria por vía pacifica
3. Que los Países emergentes luchen unidos contra el imperialismo y otras formas de dominacionismo

Camaradas:
Han transcurrido 30 años desde que la República Popular Democrática de Corea proclamara ante el mundo su fundación.
Durante estos 30 años nuestro pueblo, bajo la bandera de la República y manteniendo firmemente en las manos su destino, ha recorrido el camino de la revolución, coronado de triunfos y gloria.
Hoy, en las solemnes circunstancias en que se lleva a cabo la dinámica lucha por el exitoso cumplimiento del Segundo Plan Septenal, grandioso programa de la construcción socialista, todo nuestro pueblo, lleno de alta dignidad nacional y gran orgullo de vencedor, celebra con profunda emoción este 30 aniversario.
Con motivo de esta histórica fiesta, felicito calurosamente a nuestro heroico pueblo, que ha venido luchando con toda dedicación por el fortalecimiento y desarrollo de la República, por el triunfo de la causa del socialismo y el comunismo.
Al llegar a este día saturado de significación envío mis cálidas felicitaciones y saludos combativos a los revolucionarios, jóvenes estudiantes, personalidades patriótico-democráticas y a todo el pueblo de Corea del Sur, quienes viendo en la República su faro de esperanza combaten resueltamente por el derecho a la existencia, las libertades democráticas, por la reunificación de la Patria y la victoria de la revolución.
De igual modo, hago llegar mis afectuosos saludos a los 600 mil compatriotas residentes en Japón y a todos los demás connacionales que con el elevado orgullo de ser ciudadanos de la República están batallando valerosamente en el extranjero por sus derechos democráticos nacionales y en aras de la Patria socialista.
Numerosos son los combatientes revolucionarios y los patriotas que han caído en la ardua pero gloriosa lucha por la independencia de la Patria y en aras de la República. Quiero rendir mi más profundo homenaje a nuestros inolvidables precursores revolucionarios y mártires patrióticos que ofrendaron sus valiosas vidas en aras de la libertad y la emancipación de la Patria, por la fundación de la República y su fortalecimiento y desarrollo. En la historia de la Patria, los méritos de los precursores revolucionarios antijaponeses y los mártires patrióticos brillarán eternamente junto con la República.
Con motivo del 30 aniversario de la fundación de la República han llegado delegaciones de partido y de gobierno y amigos procedentes de numerosos países del mundo.
Permítanme saludar calurosamente, en nombre del Gobierno de la República y de todo el pueblo coreano, a estas delegaciones y amigos que han venido para felicitar a nuestro pueblo por su fiesta nacional.
Camaradas:
La República Popular Democrática de Corea es una gran conquista de nuestra revolución.
Los comunistas y el resto del pueblo patriótico de Corea libraron una ardua y prolongada lucha por derrocar la dominación colonial del imperialismo japonés, por lograr la independencia del país y establecer su propio poder. En el fragor de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa se forjaron las brillantes tradiciones de nuestra revolución y se preparó el firme basamento para la construcción del Poder Popular.
Después de la liberación nuestro pueblo, bajo la dirección del Partido del Trabajo de Corea, implantó el Poder Popular y llevó a cabo exitosamente diversas reformas democráticas y, sobre esta base, logró, por fin, fundar en septiembre de 1948 la
República Popular Democrática de Corea.
La instauración de la República Popular Democrática de Corea fue un acontecimiento de significación histórica en el desarrollo de nuestra revolución y en la vida de nuestro pueblo.
Gracias a su fundación nuestro pueblo se convirtió en el genuino dueño del Estado y la sociedad, en un pueblo fuerte y digno que nadie se puede atrever a tocar. Con ella ha llegado a poseer una poderosa arma de la revolución y la construcción y presentarse dignamente en la palestra internacional enarbolando la bandera del Estado soberano e independiente.
Realmente, la creación de la República Popular Democrática de Corea significó el surgimiento de un nuevo pueblo soberano, el solemne nacimiento de la Corea del Juche.
Durante estos 30 años, la República Popular Democrática de Corea ha recorrido un camino saturado de arduas luchas y resonantes victorias y ha realizado, ante la Patria y el pueblo, proezas imperecederas. El Gobierno de la República, guiando a las masas populares, ha impulsado dinámicamente el proceso de la revolución y la construcción y de este modo ha establecido el más avanzado régimen socialista en esta tierra, donde anteriormente reinaban la explotación y la opresión, y ha convertido a nuestro país, otrora pobre y atrasado, en un país socialista soberano con una sólida economía nacional independiente, espléndida cultura nacional y poderosas fuerzas de defensa. Los 30 años de la República son 30 años de victoria y gloria, 30 años de creación y prosperidad.
Hoy, la República se encuentra en un período de plena prosperidad. En nuestro país, el régimen socialista se consolida y desarrolla con el paso del tiempo y el poderío de la República crece y se afianza incesantemente en todas las esferas: política, económica, cultural y militar. En su seno el pueblo tiene completamente garantizadas las genuinas libertades y derechos y goza plenamente de una feliz vida material y cultural.
Nuestra República ejerce su completa soberanía en la arena internacional y en todas partes del orbe tiene amigos y simpatizantes. En la historia de cinco milenios de nuestro país nunca hubo época como la presente, en la que la Patria conociera tanta prosperidad y demostrara tanta grandeza ante el mundo.
En el transcurso de estos 30 años de lucha la República se ganó el apoyo y confianza absolutos de nuestro pueblo. Todo el pueblo coreano la ama infinitamente y apoya absolutamente toda política y línea de su Gobierno. A través de la vida real el pueblo quedó firmemente convencido de que sólo la República puede asegurarle una vida dichosa, y ve en su fortalecimiento y desarrollo un porvenir aún más feliz.
Todo nuestro pueblo considera un infinito honor y orgullo vivir y hacer la revolución como ciudadano de la República y está plenamente convencido de que bajo su bandera puede levantar sin falta el paraíso del socialismo y el comunismo sobre la tierra patria. Hoy, nuestro pueblo está pictórico de ardiente decisión de salvaguardar resueltamente la República y luchar con toda abnegación por su prosperidad y desarrollo.

1. MATERIALICEMOS CABALMENTE LA IDEAJUCHE EN LAS ACTIVIDADES DEL ESTADO E IMPULSEMOS CON ENERGIA LASTRES REVOLUCIONES

Camaradas:
La República Popular Democrática de Corea es la bandera de la libertad e independencia de nuestro pueblo y su poderosa arma en la construcción del socialismo y el comunismo.
Partiendo del deber general de nuestra revolución el
Gobierno de la República se ha esforzado incesantemente para acelerar la construcción socialista en la parte Norte, apoyar la lucha revolucionaria de la población surcoreana y fortalecer la solidaridad con los pueblos del mundo.
En aras de la reunificación y la independencia de la Patria y la edificación de la nueva sociedad el Gobierno de la
República ha materializado cabalmente la línea revolucionaria de soberanía, independencia y autodefensa en todas las esferas de las actividades del Estado, teniendo como su firme guía rectora la idea Juche de nuestro Partido.
El zazusong político es la primordial forma de vida del Estado soberano e independiente. Sólo el poder que lo mantiene es capaz de defender la dignidad del país y la nación e impulsar vigorosamente la revolución y la construcción.
Desde los primeros días de su creación el Gobierno de la República ha mantenido consecuentemente el zazusong.
Trazó toda su línea y política por cuenta propia, conforme a la realidad del país, y las materializó apoyándose en la fuerza de nuestro pueblo. Nosotros nos opusimos al servilismo a las grandes potencias y al dogmatismo y venimos solucionando según nuestro propio criterio todo problema que se presentaba en la revolución y la construcción y, en cuanto a las teorías existentes o las experiencias de otros países, las aplicamos conforme a los intereses de nuestra revolución.
El Gobierno de la República desarrolla las relaciones de amistad y cooperación con otros países sobre los principios de completa igualdad y respeto mutuo, y resuelve todas las cuestiones internacionales basándose en criterios y convicciones propias. Nosotros no bailamos en absoluto al son de lo que otros tocan, ni permitimos la injerencia extranjera en los asuntos internos del país. El prestigio de nuestro país como
Estado soberano e independiente y la dignidad de nuestro pueblo están asegurados precisamente por el hecho de que el Gobierno de la República mantiene firmemente el zazusong.
Para afianzar la independencia política del país y ejercer plenamente el zazusong es preciso construir una economía nacional independiente.
El autosostén económico es la base material de la independencia política y el zazusong. Sólo creando la economía nacional independiente es posible consolidar la independencia, ejercer la soberanía y asegurarle al pueblo una abundante vida material.
Habiendo trazado la línea de construir una economía nacional independiente y materializado el principio revolucionario de apoyarse en su propia fuerza, el Gobierno de la República ha logrado edificar una excelente economía nacional independiente, que funciona con sus propios recursos, tecnología y cuadros y que está multifacéticamente desarrollada y equipada con los últimos logros de la técnica.
Hoy la economía de nuestro país satisface con su propia producción todas las necesidades de la construcción socialista y la vida del pueblo y sigue desarrollándose a un ritmo elevado, sin ser afectada por ninguna fluctuación económica mundial.
Autodefenderse en la salvaguardia nacional es el principio fundamental de la edificación del Estado soberano e independiente.
Sin contar con fuerzas autodefensivas no es posible salvaguardar la independencia nacional ni defender las conquistas de la revolución y la seguridad del pueblo. De hecho, un Estado sin capacidad autodefensiva no puede llamarse Estado totalmente independiente.
Gracias a que fundamos a tiempo las fuerzas armadas revolucionarias regulares y fortalecimos el poderío de la defensa nacional, pudimos salvaguardar honrosamente la independencia de la Patria y los logros de la revolución en los tres años de la Guerra de Liberación de la Patria contra los agresores imperialistas yanquis.
Llevando a la práctica la línea militar del Partido, cuyo contenido principal consiste en convertir todo el ejército en un ejército de cuadros, modernizarlo, armar a todo el pueblo y fortificar todo el país, el Gobierno de la República ha fortalecido el Ejército Popular como fuerzas armadas revolucionarias listas para combatir en proporción de uno contra cien y ha convertido a todo el país en una fortaleza inexpugnable. Podemos afirmar con seguridad que hoy tenemos preparadas invencibles fuerzas de defensa nacional capaces de frustrar totalmente cualquier agresión de los enemigos.
Al aplicar consecuentemente la línea revolucionaria de soberanía, independencia y autodefensa en todas las esferas de la revolución y la construcción, el Gobierno de la República ha convertido al nuestro en un poderoso país socialista, soberano en la política, independiente en la economía y autodefensivo en la salvaguardia nacional.
Las grandes transformaciones y brillantes éxitos operados durante los 30 años transcurridos desde la fundación de la República, comprueban patentemente la justeza y la vitalidad de la línea de soberanía, independencia y autodefensa.
En el futuro el Gobierno de la República continuará aproximando el logro de la causa histórica de pertrechar a toda la sociedad con la idea Juche materializándola cabalmente en todas las esferas de la actividad del Estado.
Pertrechar a toda la sociedad con la idea Juche es el objetivo final del Gobierno de la República. Este deberá formar a todos los miembros de la sociedad como seres comunistas de tipo Juche y transformar consecuentemente la sociedad entera según los requerimientos de esta idea para conquistar las fortalezas ideológica y material del comunismo.
Pertrechar a toda la sociedad con la idea Juche es, en su esencia, la lucha por alcanzar plenamente el zazusong de las masas del pueblo trabajador. A este fin es necesario liquidar las secuelas de la vieja sociedad en la política, economía, ideología, cultura y en las demás esferas de la vida social y transformar por vía revolucionaria la sociedad en todos los estratos de su base y superestructura. Por eso, el Estado de la clase obrera debe llevar a cabo, junto con la transformación del sistema social caduco, la revolución en las esferas de la ideología, tecnología y cultura para realizar la histórica tarea de hacer realidad el zazusong de las masas del pueblo trabajador.
Las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural se plantean como problemas de particular importancia en aquellos países que anteriormente fueron colonias o semicolonias, pero que han conseguido la independencia y están construyendo una nueva sociedad. Los países que en el pasado se hallaban bajo el yugo colonial del imperialismo están atrasados en el plano ideológico, tecnológico y cultural, por tanto, alcanzar las tres revoluciones les resulta sumamente difícil y complejo y les es preciso invertir mayor esfuerzo y tiempo en ello.
Después del triunfo de las revoluciones democrática y socialista y el establecimiento del régimen socialista, las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural, se presentan como las principales tareas ante el Estado de la clase obrera.
Con el establecimiento del régimen socialista se realiza el zazusong socio-político de las masas del pueblo trabajador, pero queda todavía la tarea de liberarlas completamente de los grilletes de las viejas ideologías y de la naturaleza. Por tanto, después de la implantación del régimen socialista, es necesario, a la par de consolidarlo y desarrollarlo ininterrumpidamente, acelerar a escala total la transformación del hombre y la naturaleza mediante el enérgico despliegue de las tres revoluciones para realizar por completo el zazusong de las masas del pueblo trabajador en todas las esferas.
El Gobierno de la República planteó y ha venido materializando constantemente la orientación de ejecutar las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural, desde el mismo día en que emprendió el camino de la construcción de la nueva sociedad.
Después del triunfo de la revolución socialista el Gobierno de la República ha desarrollado vigorosamente estas tres revoluciones, definiéndolas como contenido principal de la revolución en la sociedad socialista, como tareas de la revolución continua hasta la construcción del comunismo.
Gracias al vigoroso impulso de las mismas nuestra revolución y construcción avanzaron a un ritmo muy acelerado y en todas las ramas de la política, economía y cultura se registraron brillantes victorias y éxitos. Hoy, nuestro pueblo, enarbolando las tres rojas banderas de las revoluciones ideológica, técnica y cultural, marcha enérgicamente hacia las altas cumbres del socialismo y el comunismo con el vigor de Chenlima redoblado por la batalla de velocidad.
De las tres revoluciones la ideológica es la más importante.
La revolución ideológica es la tarea de transformar al hombre para convertir a los trabajadores en revolucionarios comunistas por medio de su revolucionarización y claseobrerización, también es la labor política llamada a elevar su entusiasmo revolucionario e iniciativa creadora.
En la orientación de la lucha revolucionaria y la labor de construcción el Gobierno de la República siempre ha considerado la revolución ideológica como la más importante tarea y mantenido consecuentemente el principio de anteponerla a todos los demás trabajos.
Como resultado de haberse impulsado con éxito la revolución ideológica, se produjo un gran cambio en el rasgo ideológico y espiritual de nuestro pueblo.
Todos los trabajadores se han armado firmemente con la idea Juche, idea revolucionaria de nuestro Partido, y toda la sociedad está colmada de esta idea. Hoy, el pueblo manifiesta su alta fidelidad a nuestro Partido y al Gobierno de la República y lucha valientemente desafiando la marea y el fuego, si lo exige la revolución.
Grandes éxitos se han alcanzado también en la labor de revoluciona-rizar y claseobrerizar a los trabajadores. Todos están firmemente provistos con las avanzadas ideas de la clase obrera y trabajan, estudian y viven de manera comunista, bajo la consigna: “Uno para todos y todos para uno”. Hoy todos los trabajadores de nuestro país forman un pueblo revolucionario que gusta de laborar y luchar, que hace continuas innovaciones e ininterrumpidos avances.
En el proceso de la revolución ideológica se ha afianzado más la unidad político-ideológica de nuestro pueblo. Todo él se ha unido firmemente con un mismo pensamiento y voluntad, sobre la base de la idea Juche, y la sociedad se ha convertido en una gran familia revolucionaria en la que todos viven en armonía ayudándose y guiándose unos a otros. La unidad
político-ideológica basada en la idea Juche no la puede romper ninguna fuerza. Esta inquebrantable unidad y cohesión de nuestro pueblo garantiza sólidamente el florecimiento y la prosperidad de la República y la victoria definitiva de nuestra revolución.
Hoy la revolución y la construcción en nuestro país han entrado en una nueva y más alta etapa de desarrollo. Es necesario seguir intensificando la revolución ideológica conforme a las nuevas exigencias del desarrollo de la revolución para acelerar la construcción del socialismo y el comunismo.
Desarrollar sin cesar la revolución ideológica es una exigencia legítima del desarrollo de la revolución. Si no la intensifican continuamente en la sociedad socialista, es posible que en la mente de las personas revivan ideas caducas y penetren las ideas capitalistas que difunden los imperialistas.
Además, si no siguen la revolución ideológica, es probable que vaya decayendo paulatinamente el fervor revolucionario de los hombres a medida que mejora la vida y desaparecen las preocupaciones por el alimento, la vestimenta y el alojamiento.
Sólo fortaleciendo constantemente la revolución ideológica se podrá llevar a cabo con éxito la difícil pero importante labor de la educación y transformación comunista de la gente e imprimir un ininterrumpido ascenso a la revolución y la construcción.
En la actualidad, la tarea central de la revolución ideológica es dotar consecuentemente a todos los miembros de la sociedad con la idea Juche. Se debe reforzar la formación de los trabajadores en esta idea de modo que se pertrechen firmemente con la concepción Jucheana de la revolución y luchen con vigor por la victoria de la idea Juche en todas las esferas.
Por tener la Patria socialista del Juche, nuestro pueblo ha devenido un pueblo más digno y orgulloso. Hay que educar a todos los trabajadores para que amen ardorosamente su Patria socialista y empeñen ingentes esfuerzos para su prosperidad.
Nuestro batallar no ha terminado, nos hallamos aún en el camino de la revolución. Hemos de procurar que todo el pueblo, lleno de alto fervor revolucionario y segura fe en la victoria, siga luchando tenazmente hasta el triunfo definitivo de la causa revolucionaria superando con valentía todos los obstáculos y dificultades.
La revolución técnica es una importante parte de las tres revoluciones.
Esta constituye una sagrada tarea revolucionaria enfilada a fomentar sin interrupción el bienestar material del pueblo y liberar a los trabajadores de labores penosas, desarrollando las fuerzas productivas.
Sólo alcanzándola se puede construir la economía nacional independiente socialista, emancipar a los trabajadores de las duras faenas y asegurarles una vida laboral independiente y creadora.
El Gobierno de la República planteó la revolución técnica como importante tarea revolucionaria para la edificación de la nueva sociedad, como sublime deber político para elevar el zazusong de los trabajadores, y la ha impulsado enérgicamente en todos los sectores de la economía nacional.
Con el enérgico desenvolvimiento de la revolución técnica logramos, en un corto lapso después de la liberación, superar totalmente la unilateralidad colonial de la economía y el atraso técnico dejados por el imperialismo japonés, y después efectuamos la reconstrucción técnica global de la economía nacional y cumplimos de modo brillante la histórica tarea de la industrialización socialista. Una vez concluida ésta, el
Gobierno de la República presentó las tres tareas de la revolución técnica y emprendió una lucha enérgica por cumplirlas, obteniendo ya grandes éxitos.
Gracias al exitoso avance de la revolución técnica, hoy la economía de nuestro país está asentada sobre la firme base de la ciencia y tecnología moderna y su potencia se ha elevado extraordinariamente.
Ahora las fuerzas productivas de nuestro país han alcanzado un nivel muy alto. El año pasado la producción industrial creció 196 veces respecto a 1946, y en los años 1946- 1977 la parte de la industria mecánica aumentó de 5,1 a 33,7 % en el valor total de la producción industrial. Nuestro país cubre con la producción nacional el 98 % de las necesidades de máquinas y equipos y se ha integrado a las filas de los países desarrollados en la producción per cápita de importantes artículos industriales.
Los trabajadores se han emancipado sensiblemente de duras faenas y el nivel de vida del pueblo se ha elevado mucho.
Gracias a la aplicación en vasta escala de la mecanización, la automatización y el mando a distancia en la industria extractiva, la metalurgia y otros importantes sectores industriales y al rápido impulso de la industrialización y modernización de la agricultura, los trabajadores se han liberado en gran medida de las faenas bajo altas temperaturas, de las nocivas y difíciles, así como se han aliviado considerablemente los quehaceres domésticos de las mujeres con el desarrollo de la industria alimenticia. Se ha facilitado el trabajo e incrementado la producción de bienes materiales con lo cual la población ha llegado a gozar de una vida más abundante y culta, sin tener ningún tipo de preocupación.
Apoyándose en los éxitos, el Gobierno de la República seguirá impulsando con vigor la revolución técnica. De esta manera, desarrollará las fuerzas productivas a un grado tal que se pueda aplicar la distribución comunista según la necesidad, y les eliminará totalmente a los trabajadores las faenas penosas.
En la revolución técnica lo insoslayable es llevar a cabo continua y enérgicamente sus tres tareas y, al mismo tiempo, la Jucheanización, modernización y fundamentación científica de
la economía nacional.
La Jucheanización, la modernización y la fundamentación científica de la economía nacional son tareas principales del Segundo Plan Septenal y la orientación estratégica que ha de mantenerse invariablemente en la posterior construcción económica socialista. Sólo cuando se afianza la independencia de la economía nacional, mejoran los medios técnicos y se asienta la economía, en su conjunto, sobre una nueva base científica realizando dinámicamente la revolución técnica, podrán llevarse a cabo la Jucheanización, modernización y fundamentación científica de la economía nacional.
Ante todo, es necesario dirigir los esfuerzos a la Jucheanización de la economía nacional.
Labor decisiva en materia de la Jucheanización de la economía nacional es aprovechar con mayor eficacia los recursos naturales del país y completar la estructura de los sectores económicos. Tenemos en el subsuelo diversos yabundantes recursos. Hay que reforzar el trabajo deprospección geológica con miras a localizar mayoresyacimientos y descubrir todos los recursos aún ocultos.
Debemos completar la estructura de las ramas industriales creando las que no tenemos y llevar a la práctica consecuentemente el principio de desarrollar la industria sobre la base de las propias materias primas para afianzar más el carácter independiente y Jucheano de nuestra industria.
La modernización de la economía nacional es en sí la modernización de los medios técnicos y la mecanización y automatización de la producción. Impulsando activamente la tarea para hacer más precisos, grandes y veloces las máquinas y equipos e inventando y fabricando en mayor número y variedad otros más modernos, debemos elevar el nivel de equipamiento técnico de la economía nacional y mecanizar y automatizar todos los procesos productivos.
La modernización del transporte es otra de las importantes tareas a las que nos enfrentamos hoy. En los últimos tiempos las industrias de extracción y de elaboración han alcanzado un rápido desarrollo, pero el transporte no está a igual altura.
Debemos acelerar la modernización del transporte para incrementar considerablemente su capacidad. Tendremos que concluir pronto la electrificación del ferrocarril, elevar su nivel de automatización y mecanizar activamente la labor de carga y descarga. Nuestro país, que linda por tres lados con el mar y cuenta con numerosos ríos, tiene que orientarse hacia el amplio desarrollo del transporte acuático construyendo a este fin muchos barcos de gran tonelaje y abriendo canales en amplia escala. Fomentar el transporte marítimo con la fabricación de buen número de modernos y grandes barcos tiene enorme significación también para la diversificación del comercio exterior.
Desarrollando la ciencia y la técnica asentaremos sobre nuevas bases científicas los procesos técnicos y métodos de producción y las actividades operacionales en todos los sectores de la economía nacional. Los funcionarios de los organismos estatales y económicos, los científicos y los técnicos deberán llevar a una etapa más alta el nivel de fundamentación científica de la economía nacional en un futuro próximo, intensificando las investigaciones al respecto e introduciendo activamente en la producción los logros de la ciencia y la técnica.
Concentraremos grandes esfuerzos particularmente en la fundamentación científica y la modernización de la agricultura.
Tenemos que consolidar los éxitos en el esfuerzo por la materialización de la “Tesis sobre el problema rural socialista en nuestro país”, observar rigurosamente lo que exige el método de cultivo Jucheano, y, de este modo, elevar más el grado científico y de intensificación de la producción agrícola.
Junto con esto debemos empeñar ingentes esfuerzos para acelerar la labor de transformación de marismas y obtener mayor extensión de nuevas tierras aprovechando masivamente los medios técnicos modernos y los métodos de trabajo científicos.
La revolución cultural es otra de las tareas de las tres revoluciones, que ha de cumplir el Estado de la clase obrera.
Sólo con la ejecución de esta revolución es factible eliminar el atraso cultural, heredado de la vieja sociedad, y crear una cultura socialista y comunista, así como transformar a todos los miembros de la sociedad en hombres comunistas, multifacéticamente desarrollados.
Al haberse desplegado antes con todo éxito la revolución cultural, la cultura nacional socialista ha florecido y se ha desarrollado espléndidamente y nuestro pueblo, que se había quedado lejos de la civilización moderna, se ha convertido en el auténtico dueño de la cultura socialista y disfruta de ella.
En nuestro país la labor docente registró un progreso muy rápido. Según el avance de la revolución y la construcción se fue implantando de manera escalonada la enseñanza obligatoria, y hoy está en vigencia la enseñanza obligatoria general de 11 años, que ofrece a todos los integrantes de la joven generación la enseñanza secundaria general completa. Ahora, 8,6 millones de niños y escolares, que son más de la mitad de la población, estudian gratuitamente, a expensas del Estado, y se forman como tesoros revolucionarios comunistas. Por haberse efectuado con éxito la educación de adultos, todos los trabajadores adquirieron ya hace mucho tiempo un conocimiento general superior al que proporciona la escuela secundaria básica y hoy estudian con aplicación para llevarlo al nivel de graduado de la secundaria superior. .Realmente, nuestro país se ha convertido en un “país de estudio”, un “país de enseñanza”, donde estudia todo el pueblo.
Grandes éxitos se han obtenido también en la formación de cuadros nacionales. Hoy, contamos con 158 institutos de enseñanza superior en contraste con la etapa de la preliberación en que no había ni uno solo, tenemos preparada una firme y combinada base de formación de cuadros en cada localidad, y poseemos un gran destacamento de un millón de intelectuales, los cuales administran magníficamente los organismos estatales, económicos y culturales. Así, pues, ahora nuestro país tiene totalmente resuelto el problema de los cuadros nacionales, por cuya falta sufrió tantas dificultades en el pasado.
El arte y la literatura han llegado a un escalón tan elevado que satisfacen plenamente las crecientes demandas culturales del pueblo y estimulan fuertemente a los trabajadores en su lucha revolucionaria.
La revolución cultural en nuestro país, que comenzó por la campaña alfabetizadora después de la liberación, avanzó lejos bajo la bandera de la República, y está hoy en una etapa tan alta que se plantea como tarea la implantación de la enseñanza obligatoria superior. Esta es una de las hazañas más valiosas logradas por nuestra República en la construcción de una nueva sociedad y un gran orgullo para nuestro pueblo.
Hoy, la tarea más importante de la revolución cultural consiste en acelerar la intelectualización de toda la sociedad.
Sólo elevando considerablemente, mediante el aceleramiento de ésta, el nivel cultural y técnico de todo el pueblo, es posible construir con éxito el socialismo y el comunismo, eliminar definitivamente las diferencias del trabajo y asegurarles la igualdad completa a los trabajadores.
Para intelectualizar a toda la sociedad es preciso materializar cabalmente la “Tesis sobre la educación socialista” y así llevar a un mayor desarrollo la labor docente. Los organismos del Poder Popular deben impartir cualitativamente la enseñanza obligatoria general de 11 años y mejorarla instrucción de adultos y la educación superior. De esta manera, deben formar a todos los integrantes de la joven generación como tesoros revolucionarios comunistas de tipo Jucheano, preparados intelectual, moral y físicamente, y procurar que todos los trabajadores lleguen a poseer en el futuro próximo conocimientos generales del nivel de los graduados de la escuela secundaria superior y dominar más de una tecnología moderna, así como entrenar mejor a los cuadros nacionales.
Otra tarea importante de la revolución cultural es la de establecer un pleno ambiente cultural en la producción y la vida, y el modo de vida socialista. Sólo así, es posible asegurarles a los trabajadores las condiciones culturales en la labor y la vida e implantar el estilo de vida revolucionario en toda la sociedad. Los funcionarios de los órganos del Poder Popular y todos los trabajadores deben mantener limpias y cultas las fábricas y el campo, las calles y las aldeas, y dedicar grandes esfuerzos para incrementar la calidad y el nivel cultural de los productos. Hay que observar estrictamente las reglas de vida y normas de conducta socialistas en todas las esferas de la actividad estatal y la vida social y establecer en la sociedad un estilo más sano de trabajar y vivir de manera revolucionaria.
Para llevar a feliz término la revolución cultural es preciso aplicar cabalmente la línea de construcción de la cultura nacional socialista. En todas las esferas de la construcción cultural hay que establecer firmemente el Juche, encarnar con acierto el partidismo y el espíritu de clase obrera y rechazar de manera tajante los elementos capitalistas y feudales y el estilo de vida occidental.
A fin de impulsar con mayor dinamismo las tres revoluciones ideológica, técnica y cultural, nuestro Partido inició el movimiento de los grupos por las tres revoluciones y tomó la activa medida de organizar estos grupos con elementos medulares del Partido y los jóvenes intelectuales, capacitados en lo político y profesional, y enviarlos a las fábricas, empresas, granjas cooperativas y otras diversas ramas de la economía nacional.
El movimiento de los grupos por las tres revoluciones es un moderno método de dirección de la revolución, que encarna el método Chongsanri. Es decir, se trata de un nuevo método de dirección de la revolución consistente en combinar la dirección político-ideológica con la científica y técnica, en que los superiores ayuden a los subordinados y en poner en movimiento a las masas, para así impulsar las tres revoluciones: la ideológica, la técnica y la cultural.
Por haberse desplegado fuertemente dicho movimiento bajo la dirección de las organizaciones del Partido, se ha hecho más organizada y activa la lucha por el cumplimiento de las tres revoluciones y se han logrado grandes éxitos en todas las esferas de la construcción socialista. La vida demuestra que el movimiento de los grupos por las tres revoluciones es el método de dirección de la revolución más ventajoso y de mayor vitalidad, el que permite elevar la capacidad combativa y el papel dirigente de las organizaciones del Partido, fortalecer por todos los medios la función de los organismos estatales y económicos y poner en acción a los cuadros y los trabajadores, para dar un fuerte impulso a la revolución ideológica, la técnica y la cultural.
Debemos desarrollar incesantemente este movimiento cuya superioridad y vitalidad han sido probadas en la práctica.
Para fomentarlo es preciso elevar la responsabilidad y el papel de sus integrantes. Estos son vanguardias de las tres revoluciones y abanderados de la lucha. Deben pertrecharse firmemente con la idea Juche, seguir manteniendo un alto espíritu revolucionario, compenetrarse con las masas despertando activamente su entusiasmo revolucionario e iniciativa creadora y así hacer avanzar con más dinamismo las tres revoluciones.
Para realizar con todo éxito las revoluciones ideológica, técnica y cultural hay que librar vigorosamente el movimiento por la obtención de la bandera roja de las tres revoluciones.
Este es un movimiento masivo, de todo el pueblo, para acelerar la construcción socialista, desenvolviendo con energía las revoluciones ideológica, técnica y cultural. Se deben avivar más las llamas de dicho movimiento en todas las esferas de la construcción socialista para darle un fuerte impulso a las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural y llevar adelante con más celeridad nuestra revolución.
Hacer realidad la línea de las tres revoluciones es una labor fundamental que se presenta hoy ante el Gobierno de la República en la lucha por construir el socialismo y el comunismo. El Gobierno de la República debe impulsarlas vigorosamente, manteniendo en alto la bandera roja de las tres revoluciones, y anticipar así el logro de la causa histórica de la construcción socialista y comunista.

2. FRUSTREMOS EL COMPLOT PARA FABRICAR“DOS COREAS” Y REUNIFIQUEMOS LAPATRIA POR VIA PACIFICA

Camaradas:
Han transcurrido 30 años desde la fundación de la República Popular Democrática de Corea, pero nuestra nación todavía se encuentra dividida y la reunificación de la Patria sigue siendo la suprema tarea de todo el pueblo coreano.
Fiel a la unánime voluntad y anhelo de todo el pueblo coreano, el Gobierno de la República ha venido haciendo todos los esfuerzos por resolver el problema de la reunificación del país de manera independiente, sobre la base de los principios democráticos y por vía pacífica. Pero, por las maniobras de los escisionistas del interior y exterior, encaminadas a fabricar “dos Coreas”, la reunificación de nuestro país tropieza con graves obstáculos y el peligro de la división perpetua de la nación se va haciendo más y más grande.
Hoy, el imperialismo yanqui ha planteado la política de “dos Coreas” como el fundamento de su estrategia sobre Corea y para su ejecución trama todo género de conspiraciones y artimañas. También los reaccionarios japoneses, siguiendo la política de “dos Coreas” del imperialismo yanqui, obstaculizan desde diversos ángulos la reunificación de nuestro país. Bajo la instigación de los imperialistas yanquis y los reaccionarios japoneses, la camarilla títere surcoreana ha proclamado abiertamente como su política el complot de escisión nacional
y actúa con frenesí para fabricar “dos Coreas”, pregonando algo así como “ingreso simultáneo en la ONU” y “reconocimiento cruzado”.
Al perpetuar la división de nuestro país y fabricar “dos Coreas”, los imperialistas norteamericanos tratan de seguir ocupando y dominando a Corea del Sur, mientras los reaccionarios japoneses se esfuerzan por recuperar allí su antigua posición como gobernantes colonialistas. Y la camarilla fantoche de Corea del Sur, en su intento de asegurar el disfrute personal y realizar la ambición de permanecer eternamente en el poder, trata de fijar el estado actual de división en Norte y Sur.
Nunca podemos permitir ningún complot de los divisionistas para fabricar “dos Coreas”; tenemos que frustrarlo por completo con la fuerza unida de toda la nación coreana.
Corea debe ser reunificada sin falta en una sola.
Históricamente, la nación coreana ha sido homogénea y nuestro pueblo desea unánimemente la reunificación. Quienes obstaculizan la reunificación de Corea son las fuerzas exteriores que tratan de agredirla y dominarla, y las interiores que son sólo un puñado de traidores que venden el país y la nación a esas fuerzas.
El carácter de la cuestión coreana difiere en lo fundamental de la de un país dividido a consecuencia de su derrota en una guerra de agresión. El nuestro no es un país participante de una guerra agresiva ni un país vencido. La nuestra es una nación que en el pasado sufrió la opresión bajo la dominación colonial del imperialismo, una nación que ha conquistado su liberación a través de la lucha contra los agresores imperialistas. Además aunque nuestro país se reunifique, no se dará el caso de que agreda o amenace a otros.
Al contrario, si Corea sigue dividida, esto será un foco permanente de amenaza para la paz en Asia y el resto del mundo. Así, pues, tanto por los intereses fundamentales de la nación coreana, como por la paz duradera en Asia y el mundo, Corea no debe quedar separada en “dos Coreas”, sino reunificada en una sola.
El problema de la reunificación de Corea debe ser resuelto por vía pacífica, mediante las negociaciones, conforme a las exigencias de nuestro pueblo y el anhelo del resto del mundo.
El Gobierno de la República hace todos los esfuerzos sinceros por celebrar conversaciones enfiladas a la solución pacífica de la cuestión de la reunificación de la Patria y tiene siempre abierta la puerta del diálogo. La hemos abierto tanto para Estados Unidos como para las autoridades y partidos políticos de Corea del Sur.
Para hacer que se entablen negociaciones para la reunificación de Corea y que ellas contribuyan efectivamente a la solución de esta situación, los interlocutores deben partir de la justa posición de abogar sinceramente por la reunificación.
Si, en vez de adoptar la posición de resolverla mediante la comprensión y la cooperación mutuas, persiguen otro objetivo tras el telón del diálogo o tratan de utilizarlo como un medio para crear “dos Coreas”, no se podrá convocar el diálogo y, aunque se produzca no valdrá nada. Nunca podemos efectuar negociaciones para la división, sino únicamente para la reunificación.
Realizar el diálogo y la colaboración entre el Norte y el Sur constituye un medio importante para anticipar la reunificación pacífica de la Patria.
El diálogo Norte-Sur, entablado felizmente por los esfuerzos sinceros del Gobierno de la República, fue frustrado por los viles actos traidores de las autoridades surcoreanas y permanece estancado hasta la fecha. Las autoridades surcoreanas hablan de boca para afuera sobre el “diálogo” y la “colaboración” entre el Norte y el Sur, pero, en la práctica, persisten en la confrontación y la división. También alientan en Corea del Sur la conciencia anticomunista y el ambiente de guerra so pretexto de la supuesta “amenaza de agresión al Sur”, arguyendo que estamos tratando de alcanzar la reunificación bajo la bandera del comunismo y cacarean sobre la “reunificación basada en la victoria sobre el comunismo”.
Esgrimiendo las consignas del “anticomunismo” y la “victoria sobre el comunismo”, ¿cómo pueden establecer el diálogo y la colaboración con los comunistas? Recientemente, las autoridades surcoreanas han expuesto el “proyecto de cooperación económica entre el Sur y el Norte”, pero es un disparate hablar de “cooperación económica” con los comunistas cuando vociferan acerca de la “victoria sobre el comunismo”; esto no pasa de ser un torpe camuflaje paraencubrir su naturaleza escisionista. Si desean sinceramente el diálogo y la colaboración con nosotros, deben cambiar la política de escisión nacional por la de reunificación y la política anticomunista por la de alianza con el comunismo.
La gran unidad nacional es la principal garantía para la reunificación independiente y pacífica de la Patria. Dada la existencia real de ideas y regímenes diferentes en el Norte y el Sur de nuestra nación, al margen del espíritu y el principio de la gran unidad nacional no es posible pensar jamás en la reunificación pacífica. La lucha de nuestra nación por la reunificación de la Patria no es de modo alguno una contienda por el comunismo o el capitalismo, sino una lucha entre los agresores y los agredidos, entre los patriotas y los vendepatrias.
En otras palabras, nuestra batalla por la reunificación es una lucha liberadora por la soberanía nacional, y un combate patriótico por la unidad nacional. De ahí que para reunificar la
Patria el Norte y el Sur no deban imponer la idea comunista y la capitalista, respectivamente, sino propugnar una sola, común, la idea nacional, y alcanzar, sobre esta base, la gran unidad de toda la nación.
No queremos imponer a Corea del Sur nuestro régimen socialista y la idea comunista. Independientemente del régimen actual de Corea del Sur y la idea que profesan los surcoreanos, estamos dispuestos a promover la unidad con cualquier partido político surcoreano, a base de la idea de la gran unidad nacional. Además, si algún partido surcoreano quiere efectuar sus actividades en la parte Norte de la República, lo aplaudiremos. También las autoridades y partidos de Corea del Sur deben estar en disposición de unirse con los diversos partidos de la parte Norte y no oponerse a que alguno de éstos actúe en Corea del Sur. Así, sólo cuando, a partir de la idea de la gran unidad nacional, el Norte y el Sur abran por completo sus sociedades y realicen la colaboración multifacética en los sectores político, económico, cultural y militar, será posible alcanzar cuanto antes la reunificación de la Patria.
Para llegar a la gran unidad de toda la nación y reunificar la Patria por vía pacífica es imprescindible democratizar la sociedad surcoreana.
Hoy, en Corea del Sur se practica la más cruel y cínica dominación fascista, inaudita en la historia. La camarilla títere surcoreana ha implantado el “sistema de renovación” fascista y, valiéndose de diversas y malignas leyes fascistas y enormes aparatos represivos, pisotea sin piedad los derechos fundamentales de las masas populares y reprime brutalmente a los habitantes patrióticos y las personalidades demócratas que reclaman la democracia y la reunificación de la Patria. Sin democratizar la sociedad surcoreana no es posible que su pueblo se libere de la actual situación de privación de derechos, ni lograr la unidad nacional ni tampoco hallar la vía para la reunificación pacífica de la Patria.
Para democratizar la sociedad surcoreana es preciso, ante todo, abrogar la “constitución de renovación” y abolir la “ley anticomunista”, la “ley de seguridad estatal” y otras malévolas leyes fascistas. Hay que revocar las injustas penas impuestas a los habitantes patrióticos y las personalidades demócratas en virtud de las “medidas de emergencia” y otras perversas leyes fascistas, y asegurar la libertad de palabra y la libre actividad de los partidos políticos y las organizaciones sociales. Se les deben garantizar las actividades legales también al Partido
Revolucionario por la Reunificación y a otros partidos clandestinos y permitirles a las organizaciones de los coreanos y a las figuras patrióticas que luchan en el extranjero por la democratización de la sociedad surcoreana y la reunificación independiente y pacífica de la Patria volver a Corea del Sur según su voluntad y desarrollar libremente sus actividades políticas.
Asegurar la libertad de acción a los partidos políticos y las organizaciones sociales es el requerimiento más elemental de la democracia. Ahora, en la parte Norte de la República, todos los partidos políticos y las organizaciones sociales actúan libremente con sus derechos legítimos. Hoy, en la mayoría de los países del mundo está garantizada la actividad de los partidos políticos y las organizaciones sociales e incluso en los países imperialistas el partido comunista y otros partidos y organizaciones sociales progresistas actúan legalmente. También en Corea del Sur, a la totalidad de los partidos políticos y organizaciones sociales les deben ser garantizados necesariamente la libertad y los derechos para sus actividades legítimas.
Hoy en día, las diversas capas y sectores del pueblo y las personalidades demócratas de Corea del Sur libran vigorosamente la lucha antifascista por la democratización, para conquistar la libertad y los derechos democráticos, sin doblegarse ni en las difíciles condiciones de una incesante represión fascista sumamente cruel. También los compatriotas residentes en el extranjero, incluyendo Japón y Estados Unidos, conscientes de su noble misión nacional, se entregan activamente a la justa lucha patriótica por la democratización de la sociedad surcoreana y la reunificación independiente y pacífica de la Patria. La población surcoreana debe formar un amplio frente unido de todas las fuerzas democráticas del interior y exterior, por encima de las diferencias de ideología, creencia religiosa, filiación partidista y mira política, y batallar con fuerzas unidas y organizadas contra los dictadores fascistas para obtener sin falta la democratización de la sociedad surcoreana y aproximar la reunificación independiente y pacífica de la Patria.
Para lograr la reunificación independiente y pacífica de la Patria es imprescindible rechazar consecuentemente las intervenciones de Estados Unidos y demás fuerzas extranjeras.
Nuestro pueblo considera la soberanía nacional como su vida y no permite ninguna injerencia extranjera en la solución del problema de la reunificación. Ya ha llegado el tiempo en que Estados Unidos debe dejar de intervenir en los asuntos internos de nuestra nación y sacar las manos del problema coreano.
Estados Unidos no debe proteger al poder títere surcoreano, que estrangula la democracia y reprime ferozmente al pueblo, ni impedir la lucha de éste por la democracia y la reunificación de su Patria. Si Estados Unidos no abandona su injusta política habitual y sigue amparando a los elementos fascistas de Corea del Sur, que están completamente aislados dentro y fuera, será condenado severamente por nuestro pueblo y los demás pueblos del mundo como cómplice de la violación de los derechos humanos.
Estados Unidos debe, además, cesar en su ambición agresiva de proseguir la dominación colonial sobre el Sur con la fabricación de “dos Coreas” y de ocupar, más adelante, a toda Corea, y tiene que retirar cuanto antes todas sus tropas de Corea del Sur según la resolución de la ONU y su “compromiso”.
Si Estados Unidos quiere de veras la paz y la reunificación pacífica de Corea, ha de tener necesariamente contactos con el Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y buscar medidas para resolver de modo pacífico el problema de Corea. Nosotros planteamos ya las conversaciones con Estados Unidos y estamos esforzándonos para su apertura. El asunto depende de si Estados Unidos quiere o no negociar sinceramente con nosotros, y si lo desea, si es para negociar sobre una o “dos Coreas”. Si Estados Unidos abandona su injusta posición de dividir a nuestro país en “dos Coreas” y toma la correcta postura de contribuir a la reunificación, acudiremos a las negociaciones con él en cualquier tiempo y solucionaremos todos los problemas necesarios. Entonces Estados Unidos podrá sacar sus manos del problema de Corea sin ver herido su honor, y esto será conveniente a los intereses no sólo de nuestro pueblo, sino también del pueblo norteamericano.
La población de la parte Norte y la del Sur de Corea, agrupadas más compactamente sobre el principio de la gran unidad nacional, frustrarán sin dudas las maniobras de los escisionistas internos y externos para fabricar “dos Coreas” y realizarán a todo trance la histórica causa de la reunificación de la Patria.

3. QUE LOS PAÍSES EMERGENTES LUCHEN UNIDOS CONTRA EL IMPERIALISMO Y OTRAS FORMAS DE DOMINACIONISMO

Cantaradas:
En el escenario internacional se libra hoy una fiera lucha entre las fuerzas de independencia y las dominacionistas, entre las fuerzas revolucionarias y las contrarrevolucionarias.
Atemorizados ante el constante crecimiento de las fuerzas revolucionarias mundiales, los viejos y nuevos dominacionistas se revuelven desesperadamente para mantener su derecho a dominar.
Los imperialistas yanquis, manteniendo invariablemente su ambición de conquistar al mundo, engañan a los pueblos bajo el llamativo rótulo de la “paz”, por una parte, y, por la otra, aceleran los preparativos de guerra. Tras el telón del “desarme” siguen aumentando los armamentos, tras el telón de la “limitación de armas nucleares” continúan las pruebas nucleares, tras el telón de la “distensión” prosiguen la intervención militar. Cuanto más grave se torna su crisis económica y peor su situación, los imperialistas se aferran tanto más a las maniobras de agresión y de guerra.
Los imperialistas dirigen el filo de su agresión a los países emergentes. Un importante método que ellos emplean para agredir a los países no alineados, a los países tercermundistas, es derrotarlos por separado al dividirlos y enemistarlos.
Aprovechándose astutamente de los problemas de fronteras, consecuencia de la dominación colonial, y de otros diversos asuntos complicados, tratan de meter cuña, sembrar discordia y provocar disputas y conflictos entre los países no alineados, los países tercermundistas, a fin de hacerlos pelear entre sí y sacar su provecho.
Los imperialistas, los dominacionistas, maniobran virulentamente para establecer su control político y económico sobre los países emergentes. Con diversos métodos taimados y perversos, como la amenaza y el chantaje, la conciliación y el engaño, la subversión y el sabotaje, tratan de subyugar políticamente a los nuevos Estados independientes y de tomar en sus manos las arterias económicas de los países en vías de desarrollo a título de la supuesta “ayuda” y “explotación conjunta de los países subdesarrollados”.
Los imperialistas, los dominacionistas, que están enfrascados en la expansión de su esfera de influencia, recrudecen las pugnas para colocar bajo su dominio a países del Tercer Mundo. So pretexto del “apoyo” y “protección”, se meten a porfía como en una competencia, y se inmiscuyen abiertamente en las disputas entre países tercermundistas y libran entre sí pugnas de desalojo esforzándose cada cual para mantenerlos bajo su control.
Debido a las maniobras de los imperialistas, de los dominadores, hoy la situación internacional está muy tensa y complicada. Por su manipulación y conspiración, cada día ocurren actos de desestabilización, sabotaje y asesinato; surgen problemas de litigios en todas partes del mundo; y hasta se producen casos trágicos tales como que países hermanos peleen disparándose mutuamente. Como consecuencia, se han creado muchas dificultades ante los países tercermundistas y el Movimiento No Alineado pasa por una prueba.
La situación actual exige imperiosamente que los países socialistas y los no alineados, los países tercermundistas, todas las naciones oprimidas del mundo, intensifiquen aún más, unidos compactamente, la lucha contra el imperialismo y otras formas de dominación.
El dominacionismo es la corriente contrarrevolucionaria opuesta a la tendencia contemporánea que aspira ali zazusong, y el blanco de la lucha común de los pueblos revolucionarios del mundo. Su esencia consiste en violar el zazusong de otros países, oprimir y controlar a otras naciones y pueblos. Se practica tanto en forma abierta sin tapujos para convertir a otros países en sus colonias y oprimirlos y explotarlos, como astutamente para dominar y controlar a otros países colocándoles por diversos métodos el lazo de dependencia. El dominacionismo se expresa tanto en países grandes como en los relativamente pequeños, tanto en países capitalistas como en otros. En una palabra, todos aquellos que tratan de controlar a otros son, independientemente de su dimensión y régimen social, fuerzas dominacionistas, y el dominar a otros, sea abierta o disimuladamente, es, por igual, práctica de dominación.
Todos los pueblos de países emergentes tienen que concentrar las flechas de ataque contra el imperialismo, contra el dominacionismo. Sólo combatiéndolos con energía, podrán consolidar su independencia nacional, alcanzar el desarrollo independiente y construir un mundo nuevo, libre de toda forma de dominación y supeditación.
Para potenciar la lucha contra el imperialismo y otras formas de dominación hay que formar un amplio frente unido de países emergentes.
Este frente constituye una garantía decisiva para triunfar en la lucha contra el imperialismo, el dominacionismo. En la actualidad su formación se presenta como un problema de mucha importancia, sobre todo, porque los imperialistas y demás dominacionistas recrudecen las maniobras de división, discordia y conquista en contra de los nuevos Estados independientes.
Los países emergentes han de responder con la estrategia de unidad a estas maniobras de los dominacionistas. Los no alineados, los países tercermundistas tienen que integrarse en un amplio frente unido y destruir con acciones unísonas las maquinaciones de división, discordia y conquista de los dominacionistas de toda calaña.
Para hacerle frente al enemigo común, los países emergentes deben dar la prioridad a la unidad, subordinarlo todo a ella, unirse firmemente por encima de las diferencias de régimen social, criterio político y creencia religiosa. Estas diferencias no pueden ser, de modo alguno, obstáculos para su unidad. Ellos tienen más comunidad que diferencias, y la fuerza que los cohesiona es mayor que la que trata de separarlos.
Los países no alineados no deben ocuparse en calificarse de progresistas o no, unos a otros, sino en buscar puntos de coincidencia esforzándose para unirse. Encasillarlos en uno u otro bando contraviene a la naturaleza y el ideal del Movimiento No Alineado y, a fin de cuentas, traerá como resultado disgregar este Movimiento engendrando en su seno un bloque nuevo. En lo que al carácter progresista de un país se refiere, su criterio es el zazusong y resulta, pues, progresista aquel país que lo mantiene. Como todos los países no alineados aspiran al zazusong, oponiéndose a la dominación y la dependencia, se podrán unir sobre la base de esa aspiración común.
Los países no alineados deben resolver también sobre el principio de la unidad las divergencias de opiniones y los problemas en disputa que surjan entre sí. Tanto unas como otros, por graves que sean, son asuntos internos entre hermanos que marchan mano a mano hacia un objetivo común, y no problemas a resolver mediante peleas o introduciendo fuerzas extranjeras. De modo que deben ser solucionados por quienes les concierne sin ninguna injerencia extranjera y mediante las negociaciones conforme a sus intereses nacionales y a los intereses generales del Movimiento No Alineado. Si los no alineados, embaucados por la conspiración de los dominacionistas, se vuelven hostiles, se ponen celosos o se pelean entre sí, los perjudicados serán ellos mismos y los beneficiados, los dominacionistas.
Para combatir unidos contra el imperialismo y otras formas de dominacionismo, los países emergentes deben mantener el zazusong.
Los países no alineados, los países tercermundistas, tienen que rechazar consecuentemente toda intervención exterior, y no seguir ciegamente a otros, ni actuar como sus lacayos. Además, los emergentes deben respetar el zazusong unos a otros, y nocensurar o inmiscuirse en lo que hacen los demás. Entonces ninguna fuerza dominacionista podrá plantar pie dentro del Movimiento No Alineado, ni tener efecto la batuta de ningún país. Mientras tanto, los países emergentes podrán afianzar más la unidad y desarrollar con dinamismo la lucha contra el dominacionismo.
El zazusong del país debe ser apuntalado por una economía nacional independiente. Sin tenerla sólidamente preparada, no se puede ejercer la soberanía, ni siquiera decir, ni hacer lo que se quiera.
A fin de construir con éxito la economía nacional independiente, los países no alineados, los países en vías de desarrollo, deben movilizar al máximo sus potencialidades y, al mismo tiempo, estrechar la colaboración económico-técnica con otros países emergentes. Los del Tercer Mundo tienen amplios territorios, abundantes riquezas naturales, diversas y buenas experiencias y técnicas, que han acumulado en el curso de la creación de una nueva vida. Así, pues, sobre los principios del beneficio mutuo han de intercambiar materias primas, logros tecnológicos, sobre todo, cuadros técnicos nacionales, ayudándose y enseñándose sincera y mutuamente.
Entonces, sin recurrir al favor de los imperialistas, de los dominacionistas, podrán librarse del atraso económico-técnico, echar la firme base de la economía nacional independiente y edificar un país soberano e independiente, rico y poderoso.
El viejo orden económico internacional es el producto del régimen colonialista y una palanca para la dominación, el control, la explotación y el saqueo de los imperialistas. Dejándolo intacto, los países en vías de desarrollo no pueden evitar la miseria, ni construir exitosamente la economía nacional independiente.
Tienen que desplegar una dinámica lucha por acabar con dicho orden irrazonable que beneficia únicamente a los imperialistas, a los dominacionistas, y por establecer otro nuevo, justo, que convenga a los intereses de los pueblos emergentes.
En la actualidad, el problema que se plantea con mayor apremio en la lucha contra el imperialismo, el dominacionismo, es frenar y frustrar las maquinaciones de agresión y de guerra.
Los pueblos emergentes deben desenmascarar y condenar resueltamente las astutas maniobras de agresión y de guerra del imperialismo, presionar y golpear a los imperialistas en todos los lugares donde hayan tendido sus garras. Deben luchar con celo para detener la carrera armamentista de los imperialistas, realizar el desarme general y hacer retirar todas las tropas agresoras y bases militares de los imperialistas que existen en los territorios de otros países.
En el mundo hay todavía colonias en diversos continentes, y los imperialistas, los dominacionistas, maniobran taimadamente para poner bajo su control otra vez a los jóvenes
Estados independientes. Los pueblos de los países emergentes y los pueblos oprimidos tienen que librar una batalla más tesonera para liquidar definitivamente el colonialismo y barrer del todo al neocolonialismo y otras formas de dominación en todos los continentes. Sólo cuando se liquiden el colonialismo y toda forma de dominación en Asia, África y América Latina, será completa y definitiva la liberación de las naciones.
El Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y el pueblo coreano toman por su importante política exterior luchar contra el imperialismo, el dominadonismo, uniéndose con los demás países socialistas, los no alineados, los países en vías de desarrollo y todos los demás países emergentes del mundo.
En el futuro, igual que en el pasado, el Gobierno de la República se esforzará celosamente para fortalecer la unidad y la cohesión de las fuerzas socialistas y desarrollar las relaciones de amistad y colaboración con los países socialistas.
El Gobierno de la República y el pueblo coreano harán todos sus esfuerzos para potenciar la unidad y la colaboración con otros países no alineados, con los del Tercer Mundo, y marcharán siempre a su lado por el camino de la lucha común contra el imperialismo, el dominacionismo, para lograr el progreso social y la prosperidad nacional.
El pueblo coreano apoya firmemente a los pueblos de Asia, África y América Latina en su batallar por la libertad y la independencia y expresa su firme solidaridad a la lucha liberadora de todos los pueblos oprimidos del mundo. El Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y el pueblo coreano, unidos con todos los demás pueblos revolucionarios del mundo que abogan por el zazusong, seguirán combatiendo enérgicamente contra el imperialismo y otras formas de dominación, por la paz y la democracia, la independencia nacional y la edificación de una nueva sociedad.

Camaradas:
La República Popular Democrática de Corea es la genuina Patria de todo el pueblo coreano. Fortalecer y desarrollar a la República, he aquí la fuente de la felicidad de nuestro pueblo y la garantía decisiva de la victoria en la revolución y la construcción.
Todo el pueblo debe luchar tesoneramente para un mayor fortalecimiento y desarrollo de la República. Debe aumentar por todos los medios el poderío de la República consolidando más nuestro poder revolucionario y materializando cabalmente la idea Juche en todas las esferas de la actividad estatal.
Nuestro pueblo tiene por delante la pesada pero honrosa tarea de cumplir con éxito el Segundo Plan Septenal. Debe llevarlo a cabo con anticipación al registrar un nuevo auge en la producción y la construcción desenvolviendo con dinamismo las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural en todos los frentes de la construcción socialista.
La causa revolucionaria de nuestro pueblo es justa y el porvenir de la República, espléndido y brillante. Ante nuestro pueblo, que lucha por la justa causa revolucionaria bajo la bandera de la República, habrá siempre triunfos y gloria.
Marchemos todos vigorosamente hacia adelante por la reunificación de la Patria y la victoria de la revolución a escala nacional, por la causa del socialismo y el comunismo, unidos con firmeza en torno al Gobierno de la República, enarbolando la bandera revolucionaria de la idea Juche, la bandera roja de las tres revoluciones.

¡Viva el trigésimo aniversario de la fundación de la gloriosa Patria, la República Popular Democrática de Corea!